«Si alguien me hubiera dicho esta mañana
que al volver la mirada, sería la última vez que la vería, a buen seguro que no
le habría creído» Mi mejor amiga, siempre ha sido mi fiel compañera, como si de
un perro lazarillo se tratara, siempre atenta a mis giros, escuchando con
paciencia mis desvaríos, sin replicar… «! Pero que digo! si nació muda».
Me cuesta verme viviendo a este lado del
mundo sin ella, porque no os lo he contado pero existen dos mundos paralelos;
el de los vivos que es donde me hallaba esta mañana y el de los muertos a donde
cruzamos cuando dejamos de respirar y donde me encuentro ahora. Antes de
traspasar el puente, mi último pensamiento fue para ella; «No puedo dejar que
me acompañe… allá donde voy es un mundo de tinieblas donde el sol no calienta
los días, los minutos, los instantes. Allá donde voy todo es gris y en tinieblas,
a buen seguro que mi amiga se moriría de pena».
Al llegar me sorprendió cruzarme con muchas
personas que al preguntarles si habían tenido una amiga como la mía, me miraban
extrañadas pues no sabían de que les hablaba y es que en el mundo de los vivos
muchas personas no tienen el tiempo ni la capacidad; para detenerse a observar,
a escuchar… sus vidas han sido autenticas carreras a ninguna parte. ¡Bueno! sí,
al puente que separa los dos mundos. Por el contrario vi a otras muchas
personas acompañadas por sus fieles amigas y se me hizo extraño, cuando les
pregunte ¿Por qué? Las habían dejado venir, muchas fueron las que se rieron y
me gritaron; que no podían vivir sin ellas. Pronto me di cuenta que esas
personas pertenecían al grupo de los egoísta, a esos que mientras ellos se
sientan acompañados no les importa si sus fieles amigas están bien o no. Aunque
yo debo reconocer que jamás hice nada por mi fiel amiga ni siquiera la tuve en
cuenta en los tristes y nublados días de invierno en los que la perdía de
vista. Yo, el ser mas egoísta seguía caminando a mi ritmo sin importarme su
suerte y un buen día aparecía. Tampoco le pregunté jamás ¿Dónde había estado?,
¿Qué había hecho? sencillamente la dejaba seguirme como si el tiempo sin ella
no hubiera transcurrido.
Antes de traspasar el puente, mis últimos
pensamientos fueron para ella, cuando llegué a la mitad, me giré y le pedí que
no me siguiera porque a donde iba no me podía acompañar. Le grite con las pocas
fuerzas que me quedaban __ Eres libre, ahora ves en busca de una mejor persona –
y con lágrimas en los ojos le susurre ahora eres libre y no olvides que has
sido la mejor de las amigas, la mejor de las sombras. Así fue como traspase al
mundo de las tinieblas donde no luce el sol, donde mi sombra no me puede
acompañar porque aquí todo es oscuridad…
— He cruzado el
umbral de la muerte, no me sigas...
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